Amanda esta fuerte

Nota publicada por Contrapunto, Prensa Alternativa

EXPERIENCIA DE LUCHA COTIDIANA

Frente a la crisis, muchas mujeres tuvieron que salir a trabajar, y conviven a diario con los salarios bajos, las condiciones precarias del trabajo y la discriminación por ser mujeres. Las que no consiguieron empleo iniciaron las organizaciones de desocupados.

Al protagonizar estos movimientos contra la carestía y por trabajo, las mujeres encuentran un lugar. Una historia de cientos de tucumanas es la de Amanda, que vive en el asentamiento “La Vía”, en la avenida Ejército del Norte al 1.300. Ella sostiene, junto a otras compañeras, un merendero popular.
Amanda es una militante de la Coordinadora de Organizaciones Barriales Autónomas (COBA) donde se organiza para luchar por sus derechos. Contrapunto pudo entrevistarla en medio de sus labores.

¿Como es tu trabajo diario en tu casa y en el merendero?
En mi casa cumplo el papel de mamá y papá en la educación, en el momento de la comida y en todo… y acá en el merendero también. Creo que la mujer aprende a ser más fuerte organizándose y saliendo a la calle. Antes no salía ni a puerta y ahora, he llegado a subir las escalinatas de la Casa de Gobierno. Hasta he decidido hacer el secundario estando en la organización. Conoces muchas más cosas, aprendes del roce con distintas personas, te digo, para mi es hermoso…
Acá, las madres que cobran los planes de 150, tienen más de cinco hijos y es muy difícil. Y ahora, para la escuela sólo te alcanza para comprarle útiles a un solo hijo.

¿Como fue tu camino para salir a lucha?
Yo me incorpore a la COBA en el tiempo de la desnutrición, en el 2003 que se usaba mucho el tema de la soja. Empezamos con la idea de los talleres sobre el uso de la soja. Pero al ver las necesidades del barrio, donde casi todos viven de los carros, decidimos hacer el merendero. Una de las jóvenes de la carrera de Trabajo Social que colaboraba en el barrio, nos propuso que salgamos a marchar para conseguir cosas. Éramos mujeres de vivir únicamente en la casa, sentíamos miedo. En la primera marcha a la que fueron reprimieron a dos vecinas del barrio. Entonces seguíamos con la misma duda. Cuando ya vimos que dos podían nos preguntamos: ¿Por qué no el resto? Te juro que he perdido el miedo. Yo veo que en las marchas somos todas las mujeres las que estamos al frente, y eso para mí es un súper orgullo. Por ahí siempre se habla que los hombres son más fuertes que las mujeres, pero en algunas cosas la mujer es más fuerte y más decidida. Creo que la mujer, piensa en ella y en los hijos. Defender sus derechos y los de sus hijos, creo que la lleva a ser más fuerte.

¿Cómo crees que son vistas las mujeres en el movimiento y en la sociedad?
Somos valoradas en la organización porque qué confianza tendrían los hombres en decir “bueno, antes de estar nosotros adelante, que estén ellas”. Nos valoran muchísimo o son unos cagones.
Socialmente no somos valoradas. Cuando vas buscar trabajo el patrón tiene que saber si sos soltera y la forma de vestir la pone el patrón, desde ahí ya nos está faltando el respeto. La mujer en la sociedad es discriminada, pisoteada.
¿La violencia en la familia es otro problema que viven las mujeres del barrio?
Acá con ese tema es una lucha enorme. Somos muy de ir al frente ante un marido que le pega a una mujer, lo desafiamos, si él es macho con la mujer, que lo sea con nosotras…. Y bueno las cosas cambian.

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